SANTO TOME. El Dr. Daniel Gualberto Gómez, Director Académico de la Extensión Áulica Santo Tomé de la Facultad de Derecho de la UNNE se explayó en relación a la preocupante situación de las universidades públicas y brindó su opinión, a título personal. Dijo que hoy la universidad o el modelo de universidad exige precisar en forma previa el tipo de país que queremos “si no tenemos claro cuál es el modelo de país que queremos, tampoco podemos tener en claro cuál es el tipo de universidad que debemos tener”, sostuvo. Más allá de esto, afirmó que la Facultad ha sido siempre un instrumento de movilidad social; y que él, por ejemplo, no hubiese podido ser abogado si no existiese la universidad pública, a la vez que puso en evidencia que los recursos con los que cuentan actualmente las universidades públicas no alcanzan para cubrir los gastos.
El Dr. Gómez, quien además es docente universitario en dos facultades al respecto opinó: “En principio quiero aclarar que lo que manifiesto lo hago a título personal, es decir, no tengo instrucciones ni la representación necesaria para hablar de manera institucional, simplemente lo hago en función de mi experiencia personal y porque ya hace 40 años que estoy ligado a la universidad y un poco más si se tiene presente que ingresé a la Facultad de Derecho en el año 1976, más de la mitad de mi vida he pasado en la universidad, y en todo este tiempo he visto varias universidades, he visto la universidad donde se cobra aranceles, donde se cobra el ingreso, he visto la universidad con los principios de la reforma del año 1918 que hasta ahora en cierta medida se mantienen, he visto los cambios en la universidad y los he vivido como docente. Hoy la universidad o el modelo de universidad exige precisar en forma previa el tipo de país que queremos, es decir, la universidad no es un fin en sí mismo, sino que se inserta en un medio, y si no tenemos claro cuál es el modelo de país que tenemos, tampoco podemos tener en claro cuál es el tipo de universidad que debemos tener; hay varios modelos y varias formas de instrumentarse el proceso de enseñanza y aprendizaje a través de la universidad. Ocurre que la universidad de estos tiempos exige no solamente el compromiso sino exige que quienes estamos ligados al ámbito universitario seamos no solamente docentes sino investigadores y extensionistas, y los rectores y los decanos tienen que ser de alguna manera gerenciadores de los recursos que se les facilitan para que lleven a cabo el desempeño institucional; teniendo en cuenta todos estos cambios yo digo que resulta necesario contar con los recursos suficientes para llevar a cabo ese objetivo. Esos recursos vienen desde dos ámbitos sea la universidad que sea, del ámbito privado y de ámbito público. Hay muchas universidades privadas, inclusive en nuestro medio, que son sumamente exitosas, y hay universidades públicas que también tienen un amplio prestigio bien ganado en el concierto de las universidades en Latinoamérica y en el mundo como es el caso de la UBA (Universidad de Buenos Aires). Nosotros también estamos muy bien posicionados como Universidad Nacional del Nordeste, sobre todo, si se piensa, por ejemplo, que la UNNE es joven, tiene 60 años, tiene menos años que la Universidad de Córdoba, que la UBA, y que la Universidad del Litoral, y que nosotros hemos nacido como un desprendimiento de la Universidad Nacional del Litoral y abarcamos toda la región del Nordeste (Misiones, Formosa, Chaco y Corrientes)”.
A renglón seguido manifestó: “Es obvio que la Facultad ha sido siempre un instrumento de movilidad social; yo, por ejemplo, no hubiese podido ser abogado si el modelo de universidad hubiese sido arancelado, no lo hubiese podido pagar, por lo que eternamente le estoy agradecido a la universidad pública y me debo a ella, tengo mi corazón puesto en la universidad pública, y todos los esfuerzos que realizo lo hago en función de la honra de principios de nuestra universidad Calidad, Pertenencia, y Excelencia”, subrayó.
Consultado a qué se debe esta controversia que se está dando en relación a las universidades y en qué afecta a la universidad pública las medidas que esta tomando el gobierno nacional, Gómez dijo: “Lo bueno de esta situación es que se ha puesto en debate la función y el rol que cumple tanto el Estado como la universidad con el medio. El presupuesto que se viene ejecutando en las universidades es un presupuesto que no alcanza a cubrir los costos del funcionamiento, hay que tener presente que se está ejecutando el presupuesto del año 2022 sin ningún tipo de aumento porque fue prorrogado, y todavía no se ha aprobado el presupuesto 2024, y con este nivel presupuestario el funcionamiento universitario no es factible, esa es la realidad. Por otro lado, es cierto lo que dicen los rectores de que casi el 90 por ciento del presupuesto de las universidades se destina al pago de sueldos, y el 10 por ciento restante para gastos de funcionamiento como ser energía eléctrica, agua, internet, y algún trabajo de mantenimiento, pero todas las tarifas han aumentado, los costos han aumentado, la universidad es autárquica de manera que, por ley universitaria, maneja sus propios fondos, por lo que los rectores y decanos de las distintas universidades tienen que ser muy buenos administradores y buenos gestionadores, con previsión de gastos y de recursos; tienen que hacer un gran esfuerzo para que la universidad funcione, pero con este nivel de gasto y de partidas presupuestarias, no es factible”, advirtió.
Luego añadió: “Hay ciertas facultades, como la nuestra, que tiene dentro de la oferta académica cursos de posgrado y cursos de pregrado; en Argentina la gratuidad alcanza a los cursos de grado que son las carreras como abogacía, medicina, contaduría, arquitectura; pero esa gratuidad no alcanza los cursos de posgrado, entonces esa es la herramienta que tienen hoy las facultades para obtener los recursos para funcionar, pero tampoco puede destinar lo que se recauda en función del posgrado y el pregrado para solventar la carrera de grado; hoy por hoy en Argentina es necesario un debate, primero, para saber qué tipo de universidad queremos pero para ello tenemos que saber qué tipo de país queremos para que esa universidad se inserte en el modelo de país. Nosotros todavía seguimos con carreras clásicas como medicina y abogacía que son carreras excesivamente largas y, por ejemplo, que para la formación de un médico en Argentina se requiere por lo menos de 10 años de estudio y de práctica. Un abogado en nuestra Facultad, por ejemplo, se recibe luego de seis años de estudio si todo anda como se supone que debe andar, pero muchas veces hay retrasos, hay exigencias académicas, cursos no aprobados que hace que el alumno se retrase en la finalización de sus estudios, y a eso le llaman algunos “alumnos crónicos”. Para que tengan una idea, cada universidad percibe de conformidad con los alumnos que siguen las cohortes, es decir, cada año, y el Estado paga por cada alumno el presupuesto siempre y cuando el alumno se mantenga dentro de la finalidad de la carrera. La idea es que el alumno se reciba dentro del lapso de tiempo de la carrera, porque si no hay una serie de recursos que están mal gastados”, enfatizó.